Comiendo del Pan vivo
Viernes 3 de Pascua
Ciclo B

19 de abril de 2024.

Lecturas de hoy:
Hechos 9:1-20
Salmo 117:1-2

San Juan 6:52-59

52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.

55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.

57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.

58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»

59 Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.

Palabra del Señor


"Comiendo del Pan vivo"

En el Evangelio según Juan nos encontramos con un pasaje profundamente simbólico y teológico que nos invita a reflexionar sobre el significado del alimento espiritual y la comunión con Dios. Este pasaje, parte del discurso de Jesús sobre el Pan de Vida, nos ofrece una visión única de la relación entre la fe y la vida eterna.

En este punto del relato, Jesús está hablando a una multitud que lo sigue después de que él haya alimentado a cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Jesús usa este milagro como punto de partida para hablar sobre un pan aún más significativo: el pan que da vida eterna.

Jesús les dice a la multitud: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros." (Juan 6:53). Esta declaración, sin duda, habría sido desconcertante y escandalosa para aquellos que lo escuchaban. Para los judíos, la idea de comer carne y beber sangre era profundamente repulsiva y estaba prohibida por la ley. Sin embargo, Jesús no estaba hablando literalmente, sino utilizando un lenguaje simbólico para transmitir una verdad espiritual más profunda.

El acto de "comer la carne" de Jesús y "beber su sangre" simboliza la participación íntima en la vida y el sacrificio de Cristo. Al aceptar a Jesús como el Salvador y comprometerse con él en fe, nos unimos espiritualmente a él, participando en su muerte y resurrección, y recibiendo la vida eterna que él ofrece.

Jesús continúa explicando: "Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él" (Juan 6:55-56). Aquí, Jesús enfatiza la importancia de la comunión espiritual con él. Al participar en esta comunión, nos mantenemos conectados a él, y él a nosotros, en una relación de amor y vida eterna.

Este pasaje también anticipa la institución de la Santa Cena, donde Jesús tomará el pan y el vino, diciendo: "Tomad, comed; esto es mi cuerpo... bebed de él todos" (Mateo 26:26-27). En este acto sacramental, los creyentes son invitados a recordar el sacrificio de Cristo y renovar su comunión con él.

Juan nos desafía a reflexionar sobre nuestra relación con Jesucristo y el significado de la comunión espiritual con él. Nos recuerda que la vida eterna no se encuentra en los placeres pasajeros de este mundo, sino en una relación íntima y transformadora con el Hijo de Dios. Al participar en la comunión espiritual con Cristo, encontramos el verdadero alimento para nuestras almas y la promesa de vida eterna. Que este pasaje nos inspire a profundizar en nuestra relación con Cristo y a buscar siempre el Pan de Vida que él ofrece.