Jesús, la Luz del mundo
Miércoles 4 de Pascua
Ciclo B

24 de abril de 2024.

Lecturas de hoy:
Hechos 12,24–13,5
Salmo 66,2-3.5.6.8

San Juan 12,44-50

44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;

45 y el que me ve, ve al que me envió.

46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.

48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

Palabra del Señor


"Jesús, la Luz del mundo"

En el Evangelio según Juan, encontramos un pasaje que destaca la importancia de creer en Jesús como la Luz del Mundo y seguir sus enseñanzas. Este pasaje nos ofrece una visión de la identidad y la misión de Jesucristo, así como del llamado a la obediencia que emana de su mensaje.

Jesús comienza proclamando: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:44-46).

Estas palabras de Jesús resumen la esencia de su ministerio terrenal. Él no vino para promoverse a sí mismo, sino para revelar al Padre celestial y llevar a cabo Su voluntad. Jesús se identifica como la Luz del Mundo, la única fuente de luz espiritual que puede disipar las tinieblas del pecado y la ignorancia. Aquellos que creen en él son liberados de la oscuridad y encuentran la verdadera iluminación espiritual.

Jesús continúa: "Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero" (Juan 12:47-48).

En estas palabras, Jesús revela la naturaleza de su misión: no vino al mundo para condenarlo, sino para ofrecer salvación a todos los que creen en él. La respuesta al mensaje de Jesús determinará el destino eterno de cada individuo. Aquellos que rechazan sus palabras se enfrentarán al juicio, no de Jesús, sino de la verdad que él ha proclamado.

Finalmente, Jesús declara: "Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho" (Juan 12:49-50).

Estas palabras revelan la completa sumisión de Jesús a la voluntad del Padre. Todo lo que Jesús enseña y proclama proviene directamente del Padre. Su mensaje no es humano, sino divino. Él habla las palabras de vida eterna, revelando el plan de salvación de Dios para la humanidad.

Que este pasaje nos desafíe a creer en Jesucristo como la Luz del Mundo y a seguir sus enseñanzas con obediencia y devoción, reconociendo que en sus palabras encontramos vida eterna.